jueves, 5 de agosto de 2010

Los cuatro amores de Leopoldo

Cuenta la historia que por el año 1845, Leopoldo Benedetto Vincenti (Músico Compositor Italiano) llegaba a Bolivia con el único propósito de componer la música de la anteriormente denominada "Canción patriótica", para que seguidamente él retorne a su país de origen, todo esto a pedido expreso del que por ese entonces fungía como mandatario en nuestro país, el Gral. José Ballivian. También se cuenta que el maestro Vincenti intento en varias ocasiones salir victorioso con esta composición, pero no lo logro hasta que José Ignacio de Sanginés (Abogado y Poeta Boliviano), le presento los versos de lo que hoy se conoce como el Himno Nacional de Bolivia.

Pero Vincenti luego de culminar con la tarea que tenia pendiente, no pudo resistir y decidió quedarse en Bolivia (incluso llegando a casarse con una dama nacida en esta hermosa tierra). Es así que años mas tarde, luego de haber radicado en la ciudad de La PazLeopoldo Benedetto Vincenti  decidía regresar a su país de origen, para que luego, unos años después, falleciera y dejara un vació profundo en el mundo de la música.



Muchos años pasaron luego de esta perdida y a alguien se le ocurrió sacar a la luz, las memorias de este recordado músico. Es cierto que dichas memorias contenían valiosa información sobre como él apreciaba la música de aquellas épocas y además como él plasmaba cada sentimiento en un acorde, pero a su vez, en la parte final de estas escrituras, sobresalía una confesión personal relacionada a los amores en la vida del gran maestro.

Esta confesión explicaba que él había tenido cuatro amores a lo largo
 de su vida, su primer amor: "La música", el segundo: "Su amada Esposa", el tercero: "Italia" y finalmente el amor por el cual según él, anduvo perdidamente enamorado: "Bolivia".

Fue en esa declaración, que me di cuenta que a este distinguido músico Italiano le había sucedido algo que con seguridad le ocurre a cada uno de los extranjeros que llegan nuestro país. Y es que no fueron ni el Occidente ó el Oriente, ni los Cambas ó los Collas, ni el majadito ó el Sillpancho lo que deslumbro y enamoro a Vincenti. Él había quedado hipnotizado por Bolivia entera.

Aquella "Bolivia entera" que por estos tiempos ni siquiera los que nacimos aquí, sabemos apreciar.
Aquella tierra, cuya riqueza ha sido mal aprovechada.
Aquel país, cuya diversidad a veces ha sido malinterpretada, lo cual nos ha llevado a una división "descarada". 
Aquella patria, cuya gente trabaja día a día por un futuro próspero.
¡Mi Bolivia!, que a pesar de tantos problemas, NUNCA perderá su atractivo y encanto.   

Y es que en la humilde opinión de este Bloguero, ha llegado la hora de que dejemos a un lado el egoísmo y nos enamoremos perdidamente de "La  Bella Bolivia".



 "Bolivia una sola, Hoy y Siempre"



Por: Mr. Chubaca.

                                             

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