martes, 4 de octubre de 2011

Mercedes, mi tercera madre


¿Quién no recuerda el primer día de clases? Cuando al aula entraba una Mujer, adulta, con un rostro que denotaba mucha experiencia y sobretodo dulzura. Quien, además, de algún modo nos daba ese apoyo moral y afectivo, que en aquella etapa de nuestras vidas era fundamental.

Recuerdo que, en mi caso, esa Mujer con sus enseñanzas, su comprensión, su amabilidad, sus mensajes -inolvidables-, su interminable amor, llegó, en poco tiempo, a ser algo demasiado valioso en mi vida y en la de un montón de niños pícaros en plena etapa de crecimiento. Esa persona que de MAESTRA, pasó a ser nuestra SEGUNDA MADRE.

Luego de ese ciclo en mi vida, recuerdo también, que algo similar me sucedía -y me sucede- al ver y escuchar a MERCEDES SOSA.

Sembremos música, cosechemos vida.


Es que escucho a "La Negra", tan tierna y sensible, interpretando alguna zamba, y de repente siento que, con su música, me reconforta y me da vida.

Sin duda, inevitable no percibir a través de esa voz y esa presencia, tanto afecto, tanta calma, tanta esperanza, tanto compromiso, tanto amor hacia mí y hacia el mundo. Ese mundo que, hasta ahora, no respondió como ella lo deseaba.

Ya son dos años de que se fue al más allá una mujer increíble. Una mujer orgullosa de lo que era y lo que representaba. Una luchadora incansable que será recordada por tener un corazón del tamaño de un continente. Una artista que dio más de lo que tenía con su música y nunca pidió algo a cambio. Un ejemplo de vida. UN SER HUMANO IRREPETIBLE.

Transcurren los años, es cierto, pero "La Cantora" (como le gustaba que la llamen) sigue entre nosotros. En nuestras penas, alegrías, nostalgias, triunfos, fracasos. En nuestra soledad y nuestros encuentros.

Y es que podría jurar que cada vez que la escucho, sigo sintiendo que ella, "La Negrita", se pone en el papel de madre. Ésa que me canta al oído. MI TERCERA MADRE.






Por: Mr. Chubaca