Es decir, que para el técnico Escoces, todo gran equipo necesita un comandante, uno de perfil bajo, cuya presencia en el campo de juego trascienda en el global del equipo y no así en lo individual. Un líder que pase desapercibido, pero que, a su vez, sepa manejar los hilos del conjunto que tiene a su cargo.
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Xavier Hernandez Creus |
Y así, desde un pueblo pequeño -Terrassa-, llegó él.
Bajito, poco expresivo, con una fisonomía que nada tiene que ver con los atletas de la élite del deporte. Ese de cuyos pies sólo destila fútbol. Ese petizo al que le das melones y te devuelve balones de oro. Ese que se ha cargado a un club de fútbol en los hombros y lo ha llevado a sitiales inimaginables. El cerebro que hace funcionar a los diez dedos restantes del Barcelona. Don Xavi Hernandez.
Tan silencioso, como revolucionario. Tan simple, como generoso. Tan aguerrido, como elegante. Tan sabio. Tan mágico. Tan valiente. Un sinónimo de fútbol. Y es que si el guitarrista tuviera a Xavi metido en la cabeza, lo único que saldría de aquellos 10 dedos, a través de la guitarra, sería fútbol en su estado más puro.
Ya todos sabemos quien ganará este año el Balón de Oro. El ch'iti que viste la 10 en el Barcelona. Ese enano, que en su interior sabe que, sin Xavi, su "cerebro" favorito, nada sería posible. El rosarino que le debe tanto al de Terrassa.
Pero entonces, ¿será descabellada la idea de pedirle a la FIFA que invente un nuevo galardón al mejor "cerebro" de cada año? Un premio al esfuerzo de esos caudillos que, entre las sombras, hacen de titiriteros de todo un equipo.
Y es que si esta distinción existiera, seguramente Xavi ya tendría reservado, desde hace muchos años atrás, su CEREBRO DE ORO.
Por: Mr. Chubaca